Chernobyl (Ucrania): El mayor desastre
nuclear de la Historia dejó secuelas tremendas y más de 80 mil víctimas
directas e indirectas. La radiación emitida superó en más de cien veces a la de
Hiroshima y Nagasaki; la ciudad debió ser evacuada y abandonada, convirtiéndose
en un pueblo fantasma. Una zona de exclusión de 30 kilómetros permanecerá
inhabitable durante siglos. Poco después del accidente, el reactor fue recubierto
con un “sarcófago” de cemento diseñado para absorber la radiación. Sin embargo
fue sólo una solución temporal que no durará más de otros 10 años y ya se está
trabajando en nuevas medidas de contención. La mayor preocupación es el
material atrapado dentro de la central nuclear. En caso de producirse un nuevo
accidente, más de 100 toneladas de uranio y otros materiales radiactivos podrían
liberarse con consecuencias imprevisibles.
Dzerzhinsk (Rusia): En esta ciudad rusa
situada a 400 km al este de Moscú, se instaló durante la Guerra Fría una
planta soviética destinada a la fabricación de armamento químico, incluyendo
los gases Sarin, VX y otros de altísima toxicidad y efectos prolongados. Las
emanaciones químicas de la planta industrial afectaron a la población local,
no sólo durante los años de su funcionamiento sino también mucho después de su
cierre debido a una inadecuada gestión de los desechos. Se estima que entre
1930 y 1998, más de 300 mil toneladas de desperdicios químicos altamente
tóxicos fueron arrojados sin aplicarles el tratamiento apropiado para reducir
su peligrosidad. La expectativa actual de vida en Dzershinsk es de 42 años para
los hombres y 47 para las mujeres.
Haina (República Dominicana): La populosa
región conocida como Bajos de Haina está contaminada con emanaciones de plomo,
provenientes de la planta de reciclado de baterías para automóviles Metaloxa,
cerrada en 1997. Sus niveles tóxicos de plomo son los más elevados del mundo,
con trágicas consecuencias: las malformaciones congénitas, lesiones oculares y
desórdenes neurológicos son dolorosamente frecuentes en los niños del lugar.
Luego de cerrar la planta de reciclado en Haina, la empresa Metaloxa se
trasladó a una ciudad más pequeña, en donde continúa contaminando el ambiente.
Kabwe (Zambia): Kabwe es la segunda
ciudad más importante de Zambia después de su capital, Lusaka. Forma parte del
cinturón minero que representa la principal riqueza de ese país africano. En
1902 se descubrieron importantes yacimientos de plomo y otros minerales como
cinc, plata y manganeso. La intensiva explotación dio como resultado la
contaminación del agua de la región con plomo y otros metales pesados. Se
calcula que los niños de Kabwe poseen en su sangre una concentración de plomo
entre 5 y 10 veces superior a la máxima aceptable. El gobierno de Zambia
comenzó a tomar medidas para reducir el grado de contaminación recién a partir
de 1994, con escasos resultados hasta ahora.
La Oroya (Perú): Desde el año 1922, los
niños y adultos de esta ciudad peruana han estado expuestos a las emisiones
nocivas de una fundición propiedad de la corporación estadounidense Doe Run.
Los principales contaminantes detectados son plomo, cobre, cinc y dióxido de
azufre. Las emisiones de este último producto químico son diez veces
superiores a lo aceptado por la Organización Mundial de la Salud. Los niveles
de plomo en la sangre de los niños de hasta seis meses de edad son tres veces
superiores a la máxima aceptada, acarreando graves consecuencias sanitarias. La
corporación Doe Run es la principal generadora de puestos de trabajo de la
región y ha utilizado sus influencias para acallar las voces que denuncian la
contaminación del agua y los suelos debido a su actividad.
Linfen (China): La provincia de Shanxi es
el núcleo de la enorme y creciente industria china del carbón, produciendo las
dos terceras partes del carbón del país. Su capital, la ciudad de Linfen, es
el lugar más contaminado de esa provincia; sus habitantes literalmente se
asfixian con el humo del carbón. La demanda de este producto ha provocado la
proliferación de centenares de explotaciones mineras ilegales que descuidan por
completo las más mínimas normas de salubridad. Para empeorar las cosas, el
agua potable es un bien escaso en la región y es críticamente racionada: la
ciudad de Linfen apenas posee agua corriente durante algunas horas al día. La
gente debe recurrir a aguas contaminadas con arsénico, con las obvias
consecuencias negativas para su salud.
Mailuu-Suu (Kirguistán): Durante el
apogeo de la Unión Soviética, en esta localidad de Asia Central funcionaba una
planta de procesamiento de uranio. Entre 1946 y 1968 se procesaron más de diez
mil toneladas métricas de uranio, que entre otras cosas fueron utilizados en
las primeras bombas atómicas. Tras la caída y desmembramiento de la Unión
Soviética, la planta fue abandonada, dejando tras de sí más de 1.96 millones
de metros cúbicos de desechos radiactivos. Los casos de cáncer de Mailuu-Suu
duplican al promedio del resto del país. La actividad sísmica de la región
supone una amenaza constante que podría provocar la dispersión de esos
desechos, con serios riesgos de contaminar con radiactividad al cercano valle
de Ferghana, uno de los más fértiles de Asia Central.
Norilsk (Rusia): En plena Siberia, sobre
el Círculo Polar írtico, la ciudad industrial de Norilsk fue fundada en 1935
con el objeto de convertirla en un campo de trabajos forzados. La presencia de
abundantes yacimientos de níquel y cobre y su explotación indiscriminada
contaminaron la región hasta límites intolerables: la nieve es de color negro
y el aire huele a azufre debido a la contaminación con sustancias tales como
metales pesados (níquel, cobre, cobalto, plomo, selenio) óxidos de carbono y
nitrógeno, fenoles y sulfuro de hidrógeno. La mortalidad infantil es la más
elevada del país: el 15.8% de las muertes de niños rusos se producen en
Norilsk. En esta ciudad está completamente prohibido el ingreso de extranjeros,
al igual que en otras 89 ciudades en donde el secreto soviético continúa
vigente.
Ranipet (India): En esta pequeña
población del sur de la India, la negligente actividad de las curtiembres a lo
largo del tiempo ha generado una enorme cantidad de desperdicios venenosos que
provocan ulceraciones en la piel de la gente del lugar, especialmente en niños
y ancianos. Más de un millón y medio de toneladas de desechos tóxicos, en su
mayoría productos derivados del cromo, se han acumulado a lo largo de veinte
años a cielo abierto, provocando la contaminación irreversible de las aguas
locales, además de serias complicaciones sanitarias a sus habitantes. Las
tierras para la siembra han sido arruinadas por la contaminación con cromo,
aumentando todavía más el hambre y la pobreza de la zona.
Rudnaya Pristan
(Rusia): Otro caso severo de contaminación con
plomo. La industria del plomo ha sido la principal fuente de trabajo y de
ingresos de esta ciudad ubicada sobre la costa del Océano Pacífico oriental,
desde el año 1930. El descontrol absoluto sobre los desechos minerales
-especialmente, plomo y arsénico- ha causado la contaminación del agua y las
tierras locales. Lo más grave es que los pobladores de Rudnaya Pristan están
totalmente desinformados e ignoran por completo los riesgos y consecuencias de
su situación. Por ejemplo, es frecuente encontrar jardines en donde se utiliza
como macetas a viejas carcazas de baterías de submarinos.
Fuente: http://blog.nuestroclima.com/?p=183
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